Sobrinas de la memoria y la identidad
Raquel y Fernanda sufrieron el terrible impacto de la dictadura, que les arrancó una parte de su familia, de su historia. A 43 años del episodio más oscuro de la Argentina, luchan para que la sociedad nunca olvide a sus tíos ni a ninguno de los desaparecidos.
Los crímenes de lesa humanidad nos atravesaron como sociedad y provocaron la ruptura de familias enteras, donde abuelos o hermanos -militantes o no- se hicieron cargo de nietos y sobrinos, de ausencias y dolores perpetuos.
Hoy, a 43 años del golpe de Estado de 1976, rescatamos las historias de César Tomás Passamonte y Elvio Alberto Almada Saavedra, ambos desaparecidos de la última dictadura militar, contadas por sus sobrinas, Raquel Passamonte y Fernanda López Almada, respectivamente.
No se conocían antes de las marchas del 24 marzo. Pero sus vidas se cruzaron, porque sus historias tienen un triste y dramático punto en común: sus tíos desaparecieron y nunca más se tuvieron noticias de ellos.
Raquel tenía apenas 4 años cuando desapareció César y Fernanda aún no había nacido cuando el gobierno de facto secuestró a Elvio. Lo suyo es una lucha heredada, una lucha contra el olvido, la que llevan con convicción y sin descanso. Es la lucha de sus abuelos, sus padres y sus otros tíos.
-Heredaron una lucha de sus abuelos...
-Raquel Passamonte: Mi abuela lo buscó hasta el último momento de su vida. Recuerdo que cuando ella iba a misa, que tenían que llevar flores de un color para los hijos vivos y de otro para los muertos, solo podía llevar dos del mismo por mi padre y mi tía vivos. Su otro hijo, César, no sabía dónde estaba, no sabía qué hacer. Estaba desaparecido. Para una madre un hijo muerto o desaparecido es un dolor inconmensurable pero eso la hizo fuerte para que nosotras continuemos manteniendo viva la búsqueda.
-Fernanda López: Cuando lo secuestraron a mi tío, mi madre estaba en la lista de los que debían ser detenidos pero justo en ese momento estaba viviendo en Bolivia. Fue un milagro que no se la llevaran a ella también. En su época de estudiante, todos los días viajaba a La Calera para tratar de obtener información de su hermano. Pasó frío y calor, miedo y angustia pero siguió buscando. Las tías de ellos, que son las mujeres que criaron a Elvio y a mi mamá, siguieron esperándolo y comprándole ropa por si alguna vez volvía. Pero eso nunca pasó.
- A través de movimientos como Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, la lucha por recuperar a hijos y nietos fue de las mujeres.
R.P: Se llevaron parte de ellas, ¿cómo no iban a salir a buscarlos?. Hoy, una que puede disfrutar de hijos y nietos, piensa que eso es lo que ellas deberían haber disfrutado y no pudieron porque les arrancaron su familia, lo más preciado de una mujer.
F.L: Las mujeres de la lucha y las responsables de la búsqueda fueron las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Ellas, solas y sin miedo, fueron a caminar a la Plaza de Mayo de la ciudad de Buenos Aires para que alguien les diga donde estaban sus hijos, y los hijos de sus hijos. Las mujeres tenemos una relación distinta con los hijos, son los que se llevan 9 meses en el vientre y el amor es diferente. Eso es lo que nos hace sentir que nuestro compromiso con la memoria es mayor.
"También es responsabilidad de los gobiernos reivindicar la memoria. Nuestra lucha es para que no vuelva a pasar lo que pasó, por nuestros hijos y por todos", sostienen
- ¿Cuándo sintieron que debían mantener viva la memoria de sus tíos desaparecidos?
R.P.: Es nuestra historia, es parte de nosotros. En el caso de mi familia, primero vivimos en el silencio por no poder hablar de los desaparecidos. Eso dificultó mucho los primeros tiempos de búsqueda pero luego, cuando empezamos a reconstruir su historia y teníamos libertad, empezamos a hablar y contar la historia de César, que es la nuestra.
- En tu caso Fernanda, la lucha también es parte de tu militancia política...
F.L.: Empecé a militar en La Cámpora luego de que el expresidente Néstor Kirchner (el 24 de marzo de 2004) hizo bajar los cuadros con los rostros de los dictadores (Videla y Bignone del Colegio Militar). En ese momento sentí que iban a reivindicar los derechos de nuestros familiares desaparecidos. El Estado en ese momento se hizo cargo de esta parte de la historia y permitió a partir del financiamiento, que se recuperen los centros clandestinos de detención que luego se convirtieron en espacios de la memoria, como así también permitieron que el Equipo Argentino de Trabajo Forense pudiera exhumar1200 cuerpos de personas desaparecidas en la última dictadura, de los cuales 620 fueron identificados. Hoy, esos lugares se encuentran en mal estado por el desfinanciamiento del gobierno de Mauricio Macri. También es responsabilidad de los gobiernos reivindicar la memoria. Nuestra lucha es para que no vuelva a pasar lo que pasó, por nuestros hijos y por todos.
Raquel
Passamonte, sobrina de César Pasamonte,
lo sigue buscando
- Son madres de niños y adolescentes. ¿Cómo le cuentan la historia a sus hijos, por qué su lucha?
R.P.: Siempre es volver al recuerdo, que por el corazón pasen los momentos vividos por César. Uno fue viviendo a partir de su historia. Mis dos hijos fueron a las marchas del 24M y ellos se sienten felices de participar, porque lo viven como un momento de alegría de poder estar presentes por su tío, de poder llevar en alto la imagen de él en un estandarte para que todos lo vean y nadie lo olvide. Los chicos van preguntando la historia del tío César, quieren saber y construir el pasado de su familia y de esa persona que ya no está.
F. L.: Mis hijos son chicos y por mí participación en la Comisión de Memoria, Verdad y Justicia de San Francisco, me acompañan a cada acto y cada aniversario del golpe militar. Mis dos nenas llevan el estandarte de los desaparecidos y conocen la historia que yo conocí y mantengo viva hasta el día de hoy.
Fernanda López Almada sostiene un retrato de su tío Elvio Almada
- ¿Tienen esperanza de saber dónde están sus tíos, cuál fue su destino?
R.P.: Eso nunca se pierde y tenemos que seguir la búsqueda. Es una lucha que no se terminará, seguirá hasta que se encuentre el último desaparecido.
F.L.: Y hasta que no se juzgue al último represor y culpables de toda esta tragedia.
ELVIO ALBERTO ALMADA SAAVEDRA
Nació en Balnearia el 2 de marzo de 1954 y desapareció el 31 de diciembre de 1975 cuando fue secuestrado por la policía de la pensión donde vivía con otros dos jóvenes.
Trabajó en una fábrica local, fue repartidor de conservas y chofer y administrativo de Atsa. Además, fue militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores PRT.
Su sobrina, Fernanda, lo describe como "un soñador, un idealista".
Permaneció algunos días secuestrado en la Fábrica Militar de nuestra ciudad. Después, lo trasladaron. Habría estado en el Campo de la Rivera. Su familia no descarta que sus restos estén en el cementerio de San Vicente, en Córdoba.
CÉSAR TOMÁS PASAMONTE LENTA
Nació en San Francisco el 7 de marzo de 1956 y fue secuestrado el 2 de septiembre de 1976 en la ciudad de Córdoba donde estaba estudiando Ingeniería Química y Civil en la Facultad de Ingeniería de la UTN.
César es el padrino de bautismo de Raquel. "César militaba para la Juventud Peronista. Era de esos muchachos que se subían a los cajones de gaseosa en el Comedor Universitario y hablaba de los derechos, de los sueños y los deseos. Él fue secuestrado en la pensión donde vivía cerca de La Cañada y lo llevaron a la Casa de la Dirección General de Hidráulica del Dique San Roque, y por un testimonio de una testigo, imaginamos que lo llevaron a La Perla".