La persistencia de la lista sábana
Casi con seguridad la lista sábana no es el principal problema político del país. La experiencia de la boleta única en nuestra provincia y la posibilidad de algún sistema de preferencias podría mejorar lo que desde siempre se viene implementando. Al mismo tiempo, la digitalización del voto ya no puede seguir dilatándose.
Un sinfín de repercusiones políticas está teniendo el resultado de las primarias del pasado domingo 12 de septiembre. Los análisis políticos proliferan a la luz de lo que dictaron las urnas y arrecian las especulaciones acerca de los movimientos de las distintas agrupaciones políticas. La Argentina, nunca aburrida según la desubicada comparación hecha por una ministra del gabinete nacional, enfrenta días vertiginosos.
En este marco, quedan otra vez fuera de la discusión pública algunos temas centrales que hacen la salud electoral del país. Por ejemplo, los relacionados con el modo de votación que se sigue implementando. Entre ellos, la vigencia -inexplicable a esta altura de los tiempos- de las denominadas "listas sábana". Esto es, una papeleta con los nombres de los candidatos a los distintos cargos unida en forma horizontal, en la que aparecen fotografías de los políticos que son cabezas de lista y también los nombres de todos los que se postulan.
Ni siquiera los ciudadanos más politizados están en condiciones de nombrar, mucho menos reconocer, a quienes integran estas listas. En muchos hogares se pueden haber escuchado las experiencias negativas de quienes no están tan informados y no pudieron hallar a la boleta de su preferencia o bien tuvieron dudas si efectivamente se colocó en el sobre la correcta. Son ejemplos concretos de una costumbre electoral que tendría que reconvertirse porque no facilita la construcción de ciudadanía en un aspecto central como es el sufragio.
Además, porque se conoce que, en la construcción de las listas de candidatos, especialmente a los puestos legislativos, los procesos privilegian cuestiones que no siempre están relacionadas a la idoneidad o competencia del postulante. Se prefiere al amigo, al puntero, al que demuestra sumisión a determinadas órdenes. Así, difícil es que los mejores accedan a puestos expectantes. Incluso se desincentiva la participación política de ciudadanos que podrían aportar y mucho a las instituciones del país.
Lo expresó con claridad en un artículo el constitucionalista cordobés Jorge Horacio Gentile: "Los argentinos se quejan de las listas sábana por los candidatos desconocidos en sus pliegues, merced al "dedo" de los caudillos o de las cúpulas partidarias, muchas veces sin mérito ni idoneidad para la función, lo que crea compromisos espurios del candidato con el que lo puso en la sábana, por lo que luego se siente menos obligado a recibir las opiniones o iniciativas, ni a rendirle cuenta de sus posiciones, votos o proyectos, a sus votantes".
En este marco, algunas listas sábana podrían violar el artículo 16° de la Constitución Nacional que establece que "todos los habitantes son iguales ante la ley y admisible en los empleos, sin otra condición que la idoneidad". Es que para acceder a un cargo hay que ser idóneo. Esto es, cumplir con parámetros que son necesarios para una función determinada, tanto en lo que se refiere a capacidad y competencia como en lo vinculado a la honestidad.
Casi con seguridad la lista sábana no es el principal problema político del país. Es que no existen sistemas electorales perfectos. Sin embargo, la experiencia de la boleta única en nuestra provincia y la posibilidad de algún sistema de preferencias podría mejorar lo que desde siempre se viene implementando. Al mismo tiempo, la digitalización del voto ya no puede seguir dilatándose.