La bici amarilla de Ema que la pone en movimiento y le da más libertad
Sentir el viento y el sol en la cara, moverse para avanzar y disfrutar cada minuto del paseo, son pequeñas acciones que la llenan de felicidad a Ema Ludueña de 4 años, quien cambió su vida gracias a la donación de una bicicleta de mano que recibió de la Fundación Jean Maggi, ahora puede jugar con sus amigos y crecer con mayor autonomía.
Isabel Fernández|LVSJ
Ema Ludueña de 4 años es al fin dueña de su andar gracias a la donación de una bicicleta de mano que recibió de la Fundación Jean Maggi, para la iniciación deportiva de niños y jóvenes con dificultades motrices.
La pequeña "super adaptada" oriunda de Frontera, tiene problemas para mover sus piernas debido a que nació con espina bífida o mielomeningocele -que se produce cuando el tubo neural en la zona de la columna no se cierra completamente-, pero ahora su vida cambió totalmente ya disfruta de la alegría de pasear en bici y jugar con sus hermanos y amigos como cualquier niño de su edad e incluso hasta hace mandados en la misma cuadra donde está su casa.
"Mi bici es amarilla y me encanta el canastito que tiene porque llevo muchas cosas, mis juguetes y también la comida para los conejos. Me divierto mucho cuando ando en la bici, me gusta", contó entusiasmada Ema a LA VOZ DE SAN JUSTO.
Debido a su problema motriz, Ema se moviliza en su casa con bastones canadienses que maneja muy bien, es una nena muy activa y la donación de la bicicleta adaptada le permitió lograr más autonomía.
Su papá Pedro Ludueña destacó que la bicicleta "le cambió totalmente la vida, le dio mucha más independencia a ella y a nosotros también porque puede jugar con sus amigos, como hacen otros chicos e incluso hasta hacer algún mandado cerca".
Jugar y crecer con autonomía, Ema celebra contar con su bici de mano
Ema recibe el apoyo fundamental de su familia, de su papá Pedro Ludueña, su mamá Cecilia Melano y sus hermanos Agustina, Facundo y Paulina; su abuela Susana Escobedo, sus tías Eli y Roxana Ludueña y su tío César Pistelli, que continuamente la animan para que logre autonomía y tratan de no limitarla.
"Ella no depende de nadie para poder moverse. Nosotros tenemos los cuidados necesarios pero no la limitamos, tratamos de soltarla y animarla para que ella pueda desarrollarse tranquilamente en una sociedad que no está preparada y está llena de obstáculos", dijo su papá.
Un desafío que mejora su salud
Debido a su patología, Ema realiza terapia de rehabilitación y la bicicleta se convierte no solamente en un gran desafío para lograr independencia sino también en una herramienta que le permitirá un mejor desarrollo.
"El poder usar la bicicleta le brinda una gran independencia y seguramente también es muy buena para su salud, porque la pone en movimiento y puede desarrollar mejor su cuerpo", afirmó Pedro.
La bici que tiene Ema, es la versión de una bicicleta clásica adaptada para poder pedalear con las manos y tiene tres ruedas. Fue fabricada por la empresa SuperAdaptados, que está integrada y gerenciada por jóvenes con distintas discapacidades, que, anteriormente, fueron beneficiados con este tipo de rodados.
Para la familia, que la niña pueda lograr una bici de estas características, es una bendición y un alivio porque por su alto costo no es fácil de adquirir.
Sus tías Eli y Roxana Ludueña fueron quienes realizaron las gestiones para que Ema pudiera lograr su bici adaptada y su tío César Pistelli la llevó a Córdoba, donde le entregaron la bici y la trasladó a su casa.
"Agradezco a la Fundación Jean Maggi y también a toda mi familia, a mis hermanas que hicieron todo para que Ema pueda tener su bici y usarla, estamos muy felices", finalizó diciendo Pedro.
Junto a su papá
Pedro en la bici amarilla, toda la familia la apoya para que se desarrolle
normalmente
"Estar siempre de pie"
"Cuando liberamos a alguien que está prisionero en su cuerpo poniéndolo en movimiento con bicicletas de mano, logramos despertar un potencial de soñar en grande. Esto rápidamente se traslada a la vida diaria: nuestros súper adaptados van a trabajar, a estudiar o entrenar. Abrimos un mundo de esperanza". Así invita el cordobés Jean Maggi a colaborar con su fundación en la página webwww.fundacionjeanmaggi.org
Maggi, que creó la fundación junto a su esposa, tuvo una vida de película: al año de vida se enfermó de poliomelitis lo que lo dejó sin caminar. Sufrió un infarto tras 37 años de mala vida y se convirtió después en todo un deportista y llegó incluso a subir al Himalaya con su bicicleta adaptada, marcando un hito histórico.
La historia de Maggi llegó a manos del talentoso director Juan José Campanella que la transformó en un documental de Netflix. "El Límite infinito" cuenta esta apasionante y salvaje vida en la que Maggi se propuso "estar siempre de pie".