Frutarianismo: sanfrancisqueños que llevan una dieta solo basada en frutas
Mauro Di Bert y Carolina Armando pertenecen a ese grupo de personas que se alimenta sólo de frutas. Defienden esta tendencia, aseguran que no pasan hambre y les da más energía y salud.
Mientras
algunos esperan los domingos para el asado o las pastas, ellos preparan sus
bandejas de naranjas, mandarinas, bananas o cual fruta de estación haya a su
alcance para un banquete especial.
Las personas que en su dieta solo consumen frutas y algunas hojas verdes como la lechuga son consideradas frutarianos -también conocidos como frugívoros-. En nuestra ciudad, los amigos Mauro Di Bert de 34 años y Carolina Armando, de 33, eligieron esta forma de alimentarse para mejorar su calidad de vida y salud. Ellos prefieren mantener una nutrición libre de productos alimenticios de origen animal.
Como toda corriente que centra la nutrición en un único tipo de producto o bien limitan hasta el extremo la variedad de alimentos autorizados en la dieta, este etilo de alimentación tiene defensores y detractores y estos amigos se ubican en el primer grupo. "No pasamos hambre", afirman.
"Es difícil pero no imposible", comenzó contando a LA VOZ DE SAN JUSTO Mauro, mientras disfruta de un racimo de bananas maduras. Esta es su segunda comida del día, ya que a diferencia del resto, los frutarianos por mandato, solo comen dos veces durante toda una jornada.
La cantidad de comidas al día se rige por un estricto menú: solo frutas de estación orgánica y en su defecto, hojas verdes tiernas, preferentemente la lechuga.
"No pasamos hambre"
La fruta que se consuma tiene que ser la misma en cada comida ya que no hay lugar a las ensaladas, por eso en las heladeras de Mauro y Carolina abundan las frutas; pueden llegar a consumir hasta 5 kilos de naranjas o la que prefieran. "Mientras más frutas se consumen, más energías tenés", comentó Armando a lo que Di Bert agregó: "No pasamos hambre, estamos bien alimentados y nos sentimos muy bien. Tenemos mejor resistencia física, mental y sexual".
En cuanto al consumo de líquidos, las opiniones están divididas. Carolina aseguró que no toma agua ya que "con la cantidad de frutas que consumo, cumplo con la cantidad de agua que necesita el cuerpo".
En el caso de Mauro, el agua sí ocupa un lugar sustancial en su vida. "Puedo tomar hasta 5 litros de agua sin problemas".
Con la fruta a todos lados
Para los entrevistados, la vida social no es un problema. "Si tenemos un almuerzo familiar, nuestras familias ya saben que nosotros no vamos a comer una costillita o tomar alcohol. Si pueden, nos cortan frutas o las llevamos nosotros. Juntarse con otras personas no es un condicionamiento para nosotros".
"Uno puede participar de eventos sociales sin necesidad de romper con las convicciones propias. El problema es que estamos rodeados de tentaciones de alimentos procesados todo el tiempo y lo que menos encontramos y se publicita son las frutas y las verduras", siguió Di Bert.
Los "gurús" de esta tendencia alimenticia
Los partidarios de la dieta frutariana indican que el origen de la alimentación del serhumano está basado en los frugívoros, una teoría que la ciencia rechaza ya que señala a nuestros ancestros como omnívoros. Tanto Di Bert como Armando llevan adelante su vida alimenticia a partir de la dieta de la alimentación de los bonobos- también llamado chimpancé pigmeo, es una de las dos especies que componen el género de los chimpancé-y el libro "80/10/10" del triatleta Douglas Graham, quien considera que una dieta basada en frutas es la mejor manera de sanar el cuerpo.
"Los que planteamos el frutarianismo relacionamos nuestra alimentación con lo que comen los bonobos. El 90% de su dieta está basada en frutas y el 10% restante en hojas verdes".
Una elección
Di Bert descubrió el frutarianismo hace siete años gracias a una amiga cuando vivía en la Ciudad de Buenos Aires. "Una amiga me mostró un documental sobre veganismo y entendí que era lógico para mi organismo dejar de consumir cualquier derivado animal. Desde allí, fui informándome hasta que descubrí el frutarianismo", recordó el joven.
El caso de Carolina es diferente y la elección se relaciona con un problema de salud que sufrió diez años atrás. "Padecía de candidiasis intestinal a causa de la mala alimentación y el estrés, y los médicos no hacían más que medicarme. De a poco, empecé a investigar sobre lo que me estaba ocurriendo y leí que el cambio en mi alimentación iba a ser la manera de terminar con mi enfermedad", recordó la entrevistada.
De la mano de Mauro, ella descubrió que el frutarianismo era la vía para sanar. "Mauro me compartió el libro de Graham y fue un antes y un después en mi vida. Allí descubrí cómo y qué comer. Ahora me siento muchísimo mejor que antes", afirmó la joven.
Estos frutarianos aconsejaron a aquellos que no se sienten bien con su organismo a escucharse y encontrar en la fruta una salida saludable. "Hay que consumir lo que uno desea y disfrutar de lo que se come porque esta es una manera de empoderarse. La fruta es la vía para sanar", concluyeron.
La mirada profesional
El frutarianismo como forma de alimentación puede tener sus pro y sus contra. Por un lado, es positiva la ingesta de vitaminas y minerales que provienen de los alimentos que se consumen pero a su vez, la misma restricción alimenticia de solo frutas puede poner en riesgo la cobertura completa de nutrientes necesarios para el organismo, provocando problemas de salud a largo plazo que pueden afectar a huesos y músculos.
Para la licenciada en Nutrición Cecilia Bruna (M.P. 3091), "la dieta frutariana es muy parecida a la dieta vegana pero más limitada, ya que un frutariano solo consume frutas y algunas semillas, verduras y frutos secos que puedan recoger sin causar ningún daño a la planta. De hecho, los consume sin cocinar y evitando todo tipo de sal y aceites así como productos de supermercado".
En cuanto a los nutrientes, Bruna señaló que "si bien se ingieren gracias al tipo de alimentos que se consumen, el simple hecho de ser una dieta restringida y limitada implica un mayor riesgo de no cubrir todo el espectro de suplementos que están presentes en otras comidas como la carne o los lácteos".
"Una dieta de este tipo a largo plazo puede provocar problemas de salud en huesos y músculos o una deficiencia de vitaminas como de minerales como por ejemplo, el Hierro o B12", concluyó la nutricionista.