El pan ideal se elabora en familia
En el día de los panaderos contamos historias de panaderías tradicionales de la ciudad. Esta refleja el esfuerzo y las ganas de salir delante de la familia Ferrero. Sus piononos son tan únicos que llegaron hasta Estados Unidos.
"¿Mami, las bombas están elaboradas con huevo?", "Sí, hija". Andrea Ferrero (43) se acerca a su mamá María del Valle Pons de Ferrero (69) a consultarle sobre una de las delicias que hacen en panadería "La Ideal". Sonia (45), la otra hija también está presente en el comercio donde el flujo de público es incesante.
Las tres mujeres están a cargo de la panadería de barrio Catedral desde hace 13 años, luego de la pérdida física de Danilo Ferrero, padre y jefe del emprendimiento familiar.
Juntas mantienen las tradiciones de una de las panificadoras más queridas de la ciudad cuidando la calidad, pero innovando en la incorporación de productos y nuevas presentaciones.
Para Mari, como todos la conocen en el barrio, la calidad y la calidez en la atención es el aporte más importante para que sus productos sigan siendo elegidos por sus clientes.
Con Andrea en el mostrador acompañando a su mamá y Sonia pivoteando entre la atención al público y el área contable del negocio, juntas llevan adelante la empresa que en dos años cumplirá medio siglo a cargo de los Ferrero. "La panadería es todo en mi vida. No podría estar en mi casa sin hacer nada", expresó Mari, quien siempre estuvo en atención al público y controlando la cuadra, el lugar de la panadería donde está ubicado el horno.
Sonia, Marí y Andrea, a cargo de Panadería La Ideal
Para Mari es fundamental el rol que cumple la mujer en la relación con el cliente. "Es la siempre está predispuesta, quien saluda con un buenos días o un buenas tardes, la que le explica con paciencia cómo es cada producto", contó la propietaria.
Pero a sus hijas les dio otro papel. "La decoración es algo que sumaron hace un tiempo Andrea y Sonia", apuntó. "En otras épocas no era más que el pan y los bizcochos, pero ahora todo cambió y se decora de acuerdo a la fecha. Para el 25 de Mayo todo es celeste y blanco hasta la decoración de los pastelitos y torta frita", contó Sonia.
"Las chicas sumaron un montón de cosas a la panadería. Son las que buscan nuevas recetas para ofrecerle novedades a la gente, las que están atentas a la tendencia", dijo orgullosa esta madre.
Medio siglo en la mesa
Hace 48 años, el 1 de mayo de 1971, el padre de Mari y su esposo Danilo prendieron los hornos de la panadería ubicada en Avellaneda 403, luego de comprarla a sus dueños anteriores. "Pertenecía a la familia Danieli, que estuvO al frente durante 48 años. Mi padre y mi esposo, gracias a los Marchesini, la compraron y nos hicimos cargo nosotros", recordó María del Valle.
En aquel momento, y por decisión de los hombres, la mujer fue quien siempre estuvo en el mostrador mientras ellos hacían la producción. "Recuerdo que mi esposo siempre me decía: Vos, en el mostrador y yo en `la cuadra´, y siempre fue así".
Hace 13 años falleció Danilo y María del Valle quedó a cargo de la panadería. Sus hijas, las dos profesionales -Andrea, Diseñadora Gráfica y Sonia, maestra de Plástica- dejaron sus labores para acompañar a su mamá en esta nueva etapa que debían afrontar. "Teníamos empleados de muchos años y era difícil dejar todo. Sabíamos que era importante acompañar a mamá", señaló Sonia.
"Sola no hubiera podido llevar la empresa adelante", destacó María del Valle.
Las galletitas de miel, la torta galesa, los huesitos de hojaldre y el pionono son algunos de los productos emblema de la panadería de barrio Catedral. "Tenemos gente que viene de la ciudad de Córdoba a visitar a familiares y lo primero que hacen es llevarse los huesitos para la docta, o tenemos la anécdota de una clienta que se llevó piononos a los Estados Unidos", contó Sonia.
"Tenemos gente que viene de la ciudad de Córdoba a visitar a familiares y lo primero que hacen es llevarse los huesitos para la docta, o tenemos la anécdota de una clienta que se llevó piononos a los Estados Unidos", contó Sonia
El secreto de la receta no lo revelaron, pero sí afirmaron que lo importante es la calidad de la materia prima. "Es lo que se debe mantener porque eso hace al sabor y calidad del producto", contó la dueña.
Con el empuje de siempre, estas mujeres continúan adelante con el negocio que acompaño por 48 años a estudiantes y familias de San Francisco. "Tal vez mis nietas no sigan adelante, pero mis hijas y yo vamos a seguir", concluyó Mari.