Aguardan resultado de pericias y vinculan al acusado de despellejar a Chocolate al crimen de un joven en Frontera
La Justicia aguarda por pericias psicológicas y psiquiátricas y el resultado de las pruebas de luminol realizadas en la casa de barrio La Milka.
El único detenido por el caso Chocolate, Germán Matías Gómez (36), permanece alojado en la cárcel de San Francisco mientras la Justicia aguarda la realización de pericias psicológicas y psiquiátricas y el resultado de las pruebas de luminol -sustancia utilizada por la policía para detectar vestigios de sangre y provoca una reacción llamada quimioluminiscencia- que se realizaron ayer en el departamento del imputado, en calle Antártida Argentina al 600, en barrio La Milka.
Según el sitio web El Periódico, hace 11 años, Gómez estuvo involucrado en un crimen ocurrido en Frontera, en octubre de 2005. No obstante, su nombre no figuraba en la causa judicial. En tanto, la familia de la víctima -el joven sanfrancisqueño Leonardo Salvitti (22)- sigue sosteniendo que participó del asesinato.
El homicidio de Salvitti ocurrió el 21 de octubre de 2005 en una vivienda de calle 102 al 74, en Frontera. El joven -que era padre de dos niñas- fue apuñalado y murió horas después.
Ese mismo día, Gómez había sido detenido junto a Alberto Saavedra (quien luego fue condenado como el autor del crimen) por encubrimiento. Tiempo después, Gómez fue liberado y no se lo involucró en el juicio que se hizo en Rafaela.
Rubén Salvitti, papá de Leonardo, aseguró a El Periódico que su hijo murió desangrado y que tanto Saavedra como Gómez habían planeado matarlo. "Le dieron una puñalada a la madrugada y pudo haber sobrevivido, apenas le había tocado el corazón. Pero no lo llevaron al Hospital, lo abandonaron y murió desangrado tras varias horas pidiendo que no lo dejen morir".
"Les rogó durante horas que por favor que no lo dejaran morir, que llamaran al padre y lo llevaran al Hospital. Y cuando ya agonizaba, ellos lo bañaron, lo cambiaron y lo llevaron a la casa del frente, donde vivía la abuela de uno de ellos y lo quisieron hacer pasar como que él se había herido -relató Mabel Casarella-. Cuando vieron que ya no daba más, llamaron a un remisero pero este hombre no quiso llevarlo en ese estado y nosotros creemos que fue quien hizo la llamada anónima a la ambulancia".